dimanche 26 février 2017

Gonzalo Guerrero, Padre del Mestizaje

Es, sin dudas, uno de los héroes más importantes en la historia nacional de España y, sin embargo, es un personaje relativamente poco conocido y sólo es recordado en la península del país. Incluso llegó a ser conocido por los españoles como “el renegado”, debido a que luchó junto al pueblo maya durante la conquista.
Guerrero llegó a América en una expedición marítima con destino a la población conocida como “La Española”, en Cuba. Días después de zarpar de Darién, en Panamá, la embarcación naufragó cerca de la Península de Yucatán y 18 de los 20 sobrevivientes del naufragio fueron asesinados por los cocomes.
Únicamente Gonzalo Guerrero y el fraile Jerónimo de Aguilar lograron escapar, pero al poco tiempo, fueron tomados prisioneros por H’Kin Cutz, cacique de Xamancaan. Mientras Jerónimo de Aguilar se mantuvo fiel a su cultura y religión, Guerrero se adaptó hasta integrarse a la cultura maya. Participó en enfrentamientos con los pueblos enemigos y se destacó entre ellos por su astucia y sus dotes militares.
Cuando vivía como esclavo, el moribundo jefe maya Taxmar lo reclamó, ya que tenía buena fama de ser un gran estratega militar, y les enseñó nuevas formaciones de ataque y defensa. Lo hizo ensayar cuadros de ataque y formaciones de defensa que permitían hacer relevar a los soldados, generando en la guerra contra los Cocomes una “falange macedonia”, dándole la victoria al ejército del jefe Taxmar.
Poco después, por su condición de esclavo, el jefe Na Cha Can lo regaló a su Nacom Balam ( jefe guerrero).
Un día Nacom Balam cruzó un río y fue atacado por un caimán y, en vez de aprovechar la oportunidad para escapar, Guerrero luchó contra el caimán y le dio muerte. Al ver esto, Nacom Balam le otorgó la libertad.
Una vez libre, Guerrero se dejó hacer los tatuajes y las perforaciones propias de su rango militar. Siempre llevó sus guerras hasta la victoria, alcanzó el grado de Nacom Balam y se casó con la princesa Zazil Ha. Con ella, procreó tres hijos, que son considerados los primeros mexicanos, es decir, fruto del mestizaje entre nativos y conquistadores.
A la llegada de Cortés, éste le envió cartas para rescatarlo. Dispuso entonces que los buscaran y que los rescataran para que se unieran a su expedición. Fue así como Jerónimo de Aguilar, oriundo de Ecija, se enteró de la llegada de Cortés y fue a otro pueblo en busca de Gonzalo Guerrero, para llevarle la grata nueva. Menuda sorpresa debió de llevarse Aguilar, pues ante la noticia de que naves españolas los esperaban en Cozumel, Guerrero respondió con estas palabras, que han quedado grabadas en la historia y que llegan a nosotros gracias a Bernal Díaz del Castillo, quien las relata en su Historia verdadera de la conquista de Nueva España:
“Hermano Aguilar, yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay guerras. Id vos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ¿Qué dirán de mí cuando me vean esos españoles ir, de esta manera? Y ya veis estos mis hijicos cuán bonicos son”.
La mujer de Gonzalo Guerrero, Zazil Ha, no se quedó atrás e increpó así a Jerónimo: “Mira con qué viene este esclavo a llamar a mi marido; íos vos y no curéis de más pláticas”. Aguilar tornó a hablar a Gonzalo, que mirase que era cristiano, que por una india no se perdiese el ánima, y si por mujer e hijos lo hacía, que los llevase consigo si no los quería dejar. Y por más que le dijo y amonestó, no quiso venir.
Finalmente Jerónimo llegó ante Cortés, quien en un principio no lo reconoció: su piel era morena por el fuerte sol peninsular, ya que trabajaba en las sementeras cultivando, y estaba ataviado como indígena, además de que tenía cortado el cabello como esclavo. Según Díaz del Castillo, hablaba mal el castellano, “mal mascado y peor pronunciado”, pues había pasado ocho años entre los mayas y había aprendido su idioma, en detrimento del castellano. Guardaba celosamente un libro de Horas, pues era diácono.
Incorporado a las huestes expedicionarias, Jerónimo de Aguilar desempeñó un relevante papel como traductor en la empresa conquistadora. ¿Cómo ocurrió esto? Resulta que al pasar Cortés por Tabasco, se le entregaron varias mujeres indígenas, entre ellas Malintzin, que fue bautizada con el nombre de Marina.
De ella dice Bernal Díaz que “era gran cacica e hija de grandes caciques y señora de vasallos”. La Malinche, pues de ella se trata, hablaba el náhuatl y el maya. Así que cuando meses más tarde las fuerzas españolas llegaron al altiplano, en donde predominaba el idioma náhuatl, Cortés hablaba en español a Jerónimo de Aguilar, éste a su vez se dirigía a la Malinche en maya y ella lo traducía al náhuatl.
 Una vez que Gonzálo Guerrero se negó a unirse a las huestes de Hernán Cortés, se dedicó a advertir a su nuevo pueblo de los hombres que acababan de llegar. Les contó sobre ellos y más adelante luchó contra las expediciones militares de Cortés, Grijalva y Córdoba, entrenando a sus hombres para que no se fiaran de un hombre blanco, ni temieran de las armas de fuego de los invasores ni de sus caballos.
En julio de 1531, el capitán Dávila partió con una fuerza hacia el sitio que hoy es Chetumal, donde suponían que vivía Guerrero y existían minas de oro. Sin embargo, encontró un lugar en abandono y, pese a que más adelante tomó a algunos mayas prisioneros, lo engañaron diciéndole que Gonzalo Guerrero había muerto de forma natural.
Dávila remitió informes a Montejo en Campeche sobre el supuesto fallecimiento. En realidad, Gonzalo Guerrero murió en 1536, cuando se enfrentaba a las tropas del capitán Lorenzo de Godoy para ayudar, con cincuenta canoas, a Çiçumba, gobernador de Ticamaya (Honduras), en el valle inferior del Río Ulúa.
Su agonía no fue muy prolongada: una flecha de ballesta se clavó justo en su ombligo y le atravesó hasta el costado. Luego, un disparo de arcabuz remató al que fuera arcabucero. Sus hombres le sacaron del campo de batalla y le escondieron detrás de unas palmeras.
Todos sabían que había llegado su hora, así que ninguno intentó extraerle la flecha por no aumentar su sufrimiento o acelerar su fin. Sólo pidió a sus más allegados que cuidaran de sus hijos y, al resto de sus hombres, más de un millar, que siguieran combatiendo. Pero el combate fue encarnizado. Tuvieron que replegarse y el cadáver de Guerrero quedó en campo enemigo. Algunos españoles afirmaron luego haberlo visto “tatuado y vestido como un indio, pero barbado como un cristiano”. Durante la noche, algunos de sus hombres rescataron su cuerpo y como postrero homenaje, lo lanzaron al río Ulúa, para que la corriente le llevara hasta el Océano de donde vino.
Hoy, Gonzalo Guerrero es considerado como el “padre del mestizaje”, y una estatua en su honor se levanta, paradójicamente, en el Paseo Montejo en Mérida.

samedi 25 février 2017

Tecuixpo Ixtlaxóchitl : La Ultima Princesa Azteca

La historia de esta princesa azteca, está plagada de trágicos acontecimientos a lo largo de su vida, tantos que llego a casarse en seis ocasiones, tres de ellas con extremeños, y entre casamiento y casamiento tuvo una relación con el conquistador Hernán Cortés. Isabel murió en 1550 siendo la última descendiente directa del linaje real Azteca.

Hija del Huey Tlahtoani (jefe supremo) Moctezuma II y de su esposa Tecalco, nace en la ciudad azteca de Tecnochtitlan en el año 1510 (aunque esta fecha ahora es muy discutida y se cree que nació muchos años antes sobre principios del 1.500), recibiendo el nombre de Tecuichpo o Tecuichpochtzin, que en náhuatl significaba, "pequeña flor de algodón" según unos traductores o “hija venerable señor” según otros.

Poco o nada se sabe de su infancia, pero seguramente estaría bajo el cuidado de alguna nodriza o de alguna medio hermana mayor, pues aunque solo tuvo un hermano de madre, la poligamia era una práctica habitual entre la élite azteca, a Moctezuma II se le atribuye entre esposas y concubinas unas 3.000.

Antes de la conquista española, Tecuichpo (Isabel) es casada por motivos dinásticos con Atlilxcatzin, hijo del gobernante Ahuizotl, que era a la vez era su primo y su tío materno, el casamiento entre familiares era muy común para mantener la pureza de la sangre. Este sería el primer matrimonio y si tomamos como referencia de su nacimiento el año 1.510, este primer matrimonio lo contrajo con 9 años, de ahí la discrepancia, aunque en Europa, en la época medieval la edad mínima de matrimonio era de 12 años. Este primer matrimonio duraría poco, pues a los pocos meses moría Atlilxcatzin.

Tras la muerte de Moctezuma II en la llamada “noche triste”, donde los españoles deben huir de Tecnochtitlan. Cuitláhuac es elegido su sucesor, y para legitimar su reinado se casa con Tecuichpo (Isabel) que era sobrina suya. La unión como la anterior no llego a consumarse pues a los tres meses fallece el emperador, y sube al trono Cuauthémoc primo de Tecuichpo (Isabel) y nuevamente debe casarse por los mismos motivos de sucesión. Motivos que hacen que Cuauthémoc presuntamente mande matar al hermano de Isabel, deshaciéndose del legítimo heredero al trono azteca.

Durante el segundo intento de conquista de la ciudad por Cortes y sus aliados en 1.521, Cuauthémoc y su esposa tratan de huir con su séquito de la ciudad pero son sorprendidos y apresados en la aguas del lago Texcoco.

Tras la toma del imperio por los españoles, asentada la colonia, el matrimonio es separado y Tecuichpo, junto a dos de sus media hermanas pasan al amparo de los misioneros franciscanos donde son acogidas y bautizadas en la fe católica, Tecuichpo bajo el nombre de doña Isabel de Moctezuma y sus hermanas con los nombres de doña María y doña Leonor.


En 1524 Cuauthémoc es acusado de liderar una conspiración y es asesinado a manos de los españoles, quedando Tecuichpo nuevamente viuda a la todavía temprana edad de 15 años. En estas fechas la ya bautizada Isabel pasa bajo la tutela de Hernán Cortés, que había prometido a su padre Moctezuma, que a su muerte cuidaría de ella, su hija favorita y de sus dos hermanas.


En 1526, Cortés acuerda el primer matrimonio cristiano de doña Isabel con don Alonso de Grado, natural de Alcántara (Cáceres), hombre frívolo y bullicioso bajo el amparo de Hernán Cortés, concediéndole a Isabel por dote el señorío de Tacuba con los grandes riquezas que tal distinción acarreaba y a él, el cargo de visitador general.

De Isabel decían que era una moza muy hermosa y las crónicas la describen así: "Es su rostro algo parecido al de los castellanos e su piel con matiz de india; sus ojos grandes de mirar apenado, e negros; su nariz aguileña, la boca chica. Digiérase que tiene el corazón en los labios, pues tal es su forma y el amor que pone en todos sus dichos e palabras."

Este nuevo matrimonio también duraría poco, pues en el año 1527, en el mes de marzo muere don Alonso, quedando viuda por cuarta vez, más dicho matrimonio elevó el rango de prestigio de doña Isabel entré los españoles asentados.


Tuvo doña Isabel que volver a residir a la casa de Hernán Cortés, viudo también. Allí la sedujo o la engañó bajo palabras de matrimonio, no lo sabemos bien, pero fruto de aquellos encuentros, Isabel quedó encinta. Enterado Cortés del embarazo de su amante, se apresuró en concertar un nuevo matrimonio de Isabel, bien para evitar escándalos o por evitar una posible represalia del rey de España (creyendo que Cortés quería perpetuar el imperio azteca con su sangre). La elección de Cortés para el nuevo enlace fue Pedro Gallego de Andrade, mozo de espuelas de Cortés y natural de Burguillo del Cerro (Badajoz). Pedro Gallego había participado en las conquistas de Pánuco, Colima y Michoacan, recibiendo a cambio la encomienda del pueblo de Itzquintlapilco, corría el año 1528.

Tras casarse, nacía la primera hija de Isabel, que por vergüenza siempre despreció y nunca reconoció. La niña fue criada en la casa del licenciado Juan Altamirano, pariente lejano de Cortés y su hombre de confianza. Año después Cortés la reconocía y la legitimaba como hija suya mediante bula pontificia como doña Leonor Cortés de Moctezuma.

Trató Pedro Gallego a Isabel siempre como muy noble y leal caballero y en 1529 nacería fruto de esa unión Juan de Andrade Moctezuma. La vida de Isabel debió ser difícil por aquella época, pues tenía que adaptarse a su nuevo estatus de nobles indígenas, y siempre con el recelo de Cortés a que Isabel quisiera reclamar los derechos dinásticos, quizás por esos Cortés nunca le enseñó a leer, ni a escribir. Dedicada al cuidado de su hijo y a labores misionera, su casa siempre estaba llena de pobres indios, enfermos, mujeres y niños, a los cuales limosneaba e instruía en la fe cristiana.


Con la muerte repentina de Pedro Gallego en 1531, doña Isabel con 21 años, queda en una situación delicada, nuevamente viuda y con un niño de apenas tres años, en dificultades económicas, siendo india, mujer y analfabeta, decide esta vez elegir ella el marido. Y para ello sus pretensiones recaen en un hombre lo suficientemente cualificado para defender sus derechos y proteger sus intereses frente a las autoridades coloniales españolas, ese hombre es Juan Cano de Saavedra, un hidalgo nacido en Cáceres y que no era amigo de Cortés.

Juan Cano de Saavedra, era hijo de Pedro Cano, alcalde de la villa de Cáceres. Juan pasó a las Américas a la edad de 17 años con frey Nicolás de Ovando, participó en la expedición contra Hernán Cortés de Pánfilo de Narváez, aunque esos enfrentamientos con Cortés no le impidieron servir bajo su mando en el sitio a Tenochtitlan o en la conquista de Oxaca y Michoacán, recibiendo por tales méritos la encomienda del pueblo de Macuilxochilco.



El mismo año de 1531, tras unos meses de luto de Isabel, se casan por interés mutuo, el con 30 años gana posición al casarse con la última heredera de la realeza azteca, y ella con 21 años a través de la posición de su nuevo marido puede reclamar el patrimonio de su padre Moctezuma: tierras, asentamientos y objetos de valor. A lo largo de 20 años Juan Cano y su esposa participaron en tres pleitos de reivindicaciones territoriales de los cuales ganaron dos.


Palacio de Toledo-Moctezuma, Cáceres
Aun así, Isabel siguió reclamando a la corona española hasta su muerte, la enorme deuda que tenían con su padre Moctezuma II, su herencia, pues Moctezuma había aceptado voluntariamente la soberanía del rey español, y no había razones para privar a su hija, cristiana y leal de sus posesiones ancestrales. Isabel murió en el año 1.550 sin poder ver el final de sus demandas que fueron confirmadas, solo formalmente, por la Real Audiencia de la ciudad de México ella y a sus hijos en el año 1.556.

Muerta Isabel, Juan Cano de Saavedra, regresa definitivamente a España, a su villa natal de Cáceres, donde con sus riquezas edifica el enorme Palacio conocido como el Palacio de Toledo-Moctezuma, en la actualidad sede del archivo histórico provincial. Juan Cano de Saavedra murió en Sevilla  el 11 de septiembre de 1.572.


En su matrimonio tuvieron cinco hijos, Pedro Cano de Moctezuma, Gonzalo Cano de Moctezuma, Isabel de Moctezuma, Catalina de Moctezuma, (ambas tomaron los hábitos  en el convento de de la Concepción de México) y Juan Cano de Moctezuma. Solo este último regresó a España junto a su padre, a la villa de Cáceres, y desde allí obtuvo el reconocimiento definitivo por parte de la corona española como el heredero legal de Moctezuma y de su enorme herencia. 

Juan Cano de Moctezuma, casó en 1.559, en Cáceres con doña Elvira de Toledo y Ovando, perteneciente a una de las familias de más relevancia aristocracia, dando origen a uno de los linajes de más renombre, con títulos como los Condes de la Enjarada, duques de Abrantes y Linares, o marqueses de Valdefuentes entre otros.


Quizás hoy en día, por las calles de Cáceres aún paseen descendiente del linaje real azteca.



dimanche 19 février 2017

La Montaña de Siete Colores

Guardián de la región del Cusco, Ausangate es la quinta montaña más alta de Perú con sus 6,384 metros de altura. Durante siglos ha recibido muchos nombres, siendo los más conocidos ‘El Techo de la Capital Inca’ y ‘Vinicunca’, que significa ‘Cerro de Colores’.
Ubicada en el distrito de Pitumarca (en la provincia de Canchis –región de Cusco-, en el sur del país), Ausangate es considerada la montaña más importante de la cosmovisión andina. Y aunque es también una de las más hermosas es de las menos conocidas en el extranjero, siempre opacada por aquella impresionante ‘Maravilla del Mundo’ llamada Machu Picchu.
Enigmática e hipnótica, se encuentra actualmente habitada por alpacas y comunidades de llamas. Numerosas comunidades de agricultores locales habitan en las zonas bajas de esta montaña que forma parte de las Willkanuta, lo que les permite cuidar de los glaciares colgantes, los valles de glaciares erosionados y las formaciones pérmicas de brillantes colores que la distinguen entre las demás.
La diversidad y belleza de nuestra Madre Tierra siempre se refleja en América Latina y su increíble variedad de colores, y Ausangate no es la excepción, por algo se la llama también ‘La Montaña de los Siete Colores’.
La rica tradición oral de la que goza Cusco permite recoger esta pequeña leyenda que se ha transmitido de generación en generación y que cuenta la clásica historia inca de los hermanos que toman caminos distantes:
“Dicen que Salcantay y Ausangate eran hermanos, que vivían en Cusco y, después de una sequía, se aventuraron en tierras extrañas para salvar a su pueblo. Salcantay se fue al norte y encontró la selva y el amor prohibido de Verónica y muchos problemas; Ausangate se fue al sur, al altiplano y encontró gran producción y desde el altiplano mandaba papas, carne de camélidos y maíz. Solo así se pudo salvar el pueblo del Cusco”.
Fuente 

dimanche 27 mars 2016

Santa Rosa de Lima


(Isabel Flores de Oliva; Lima, 1586 - 1617) Religiosa peruana de la orden de los dominicos que fue la primera santa de América. Tras haber dado signos de una intensa precocidad espiritual, a los veinte años tomó el hábito de terciaria dominica, y consagró su vida a la atención de los enfermos y niños y a las prácticas ascéticas, extendiéndose pronto la fama de su santidad. Venerada ya en vida por sus visiones místicas y por los milagros que se le atribuyeron, en poco más de medio siglo fue canonizada por la Iglesia católica, que la declaró patrona de Lima y Perú, y poco después de América, Filipinas e Indias Orientales.

Biografía
Santa Rosa de Lima nació el 30 de abril de 1586 en la vecindad del hospital del Espíritu Santo de la ciudad de Lima, entonces capital del virreinato del Perú. Era hija de Gaspar Flores (un arcabucero de la guardia virreinal natural de San Juan de Puerto Rico) y de la limeña María de Oliva, que en el curso de su matrimonio dio a su marido otros doce hijos. Recibió bautismo en la parroquia de San Sebastián de Lima, siendo sus padrinos Hernando de Valdés y María Orozco.
En compañía de sus numerosos hermanos, la niña Rosa se trasladó al pueblo serrano de Quives (localidad andina de la cuenca del Chillón, cercana a Lima) cuando su padre asumió el empleo de administrador de un obraje donde se refinaba mineral de plata. Las biografías de Santa Rosa de Lima han retenido vivamente el hecho de que en Quives, que era doctrina de frailes mercedarios, la futura santa recibió en 1597 el sacramento de la confirmación de manos del arzobispo de Lima,Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo, quien efectuaba una visita pastoral en la jurisdicción.
Aunque había sido bautizada como Isabel Flores de Oliva, en la confirmación recibió el nombre de Rosa, apelativo que sus familiares empleaban prácticamente desde su nacimiento por su belleza y por una visión que tuvo su madre, en la que el rostro de la niña se convirtió en una rosa. Santa Rosa asumiría definitivamente tal nombre más tarde, cuando entendió que era "rosa del jardín de Cristo" y adoptó la denominación religiosa de Rosa de Santa María.
Ocupándose de la "etapa oscura" en la biografía de Santa Rosa de Lima, que corresponde precisamente a sus años de infancia y primera adolescencia en Quives, Luis Millones ha procurado arrojar nueva luz mediante la interpretación de algunos sueños que recogen los biógrafos de la santa. Opina Millones que ésa pudo ser la etapa más importante para la formación de su personalidad, no obstante el hecho de que los autores han preferido hacer abstracción del entorno económico y de las experiencias culturales que condicionaron la vida de la familia Flores-Oliva en la sierra, en un asiento minero vinculado al meollo de la producción colonial. Probablemente esa vivencia (la visión cotidiana de los sufrimientos que padecían los trabajadores indios) pudo ser la que dio a Rosa la preocupación por remediar las enfermedades y miserias de quienes creerían luego en su virtud.

En Lima
Ya desde su infancia se había manifestado en la futura santa su vocación religiosa y una singular elevación espiritual. Había aprendido música, canto y poesía de la mano de su madre, que se dedicaba a instruir a las hijas de la nobleza. Se afirma que estaba bien dotada para las labores de costura, con las cuales ayudaría a sostener el presupuesto familiar. Con el regreso de la familia a la capital peruana, pronto destacaría por su abnegada entrega a los demás y por sus extraordinarios dones místicos.
Por aquel entonces, Lima vivía un ambiente de efervescencia religiosa al que no fue ajeno Santa Rosa: era una época en que abundaban las atribuciones de milagros, curaciones y todo tipo de maravillas por parte de una población que ponía gran énfasis en las virtudes y el ideal de vida cristiano. Alrededor de sesenta personas fallecieron en "olor de santidad" en la capital peruana entre finales del siglo XVI y mediados del XVIII. Ello originó una larga serie de biografías de santos, beatos y siervos de Dios, obras muy parecidas en su contenido, regidas por las mismas estructuras formales y por análogas categorías de pensamiento.
En la adolescencia, Santa Rosa se sintió atraída con singular fuerza por el modelo de la dominica Santa Catalina de Siena (mística toscana del siglo XIV); siguiendo su ejemplo, se despojó de su atractiva cabellera e hizo voto de castidad perpetua, contrariando los planes de su padres, cuya idea era casarla. Tras mucha insistencia, los padres desistieron de sus propósitos y le permitieron seguir su vida espiritual. Quiso ingresar en la orden dominica, pero al no haber ningún convento de la orden en la ciudad, en 1606 tomó el hábito de terciaria dominica en la iglesia limeña de Santo Domingo.
Nunca llegaría a recluirse en un convento; Rosa siguió viviendo con sus familiares, ayudando en las tareas de la casa y preocupándose por las personas necesitadas. Bien pronto tuvo gran fama por sus virtudes, que explayó a lo largo de una vida dedicada a la educación cristiana de los niños y al cuidado de los enfermos; llegó a instalar cerca de su casa un hospital para poder asistirlos mejor. En estos menesteres ayudó al parecer a un fraile mulato que, como ella, estaba destinado a ser elevado a los altares: San Martín de Porres.
Fueron muy contadas las personas con quienes Rosa llegó a tener alguna intimidad. En su círculo más estrecho se hallaban mujeres virtuosas como doña Luisa Melgarejo y su grupo de "beatas", junto con amigos de la casa paterna y allegados al hogar del contador Gonzalo de la Maza. Los confesores de Santa Rosa de Lima fueron mayormente sacerdotes de la congregación dominica. También tuvo trato espiritual con religiosos de la Compañía de Jesús. Es asimismo importante el contacto que desarrolló con el doctor Juan del Castillo, médico extremeño muy versado en asuntos de espiritualidad, con quien compartió las más secretas minucias de su relación con Dios. Dichos consejeros espirituales ejercieron profunda influencia sobre Rosa.
No sorprende desde luego que su madre, María de Oliva, abominase de la cohorte de sacerdotes que rodeaban a su piadosa hija, porque estaba segura de que los rigores ascéticos que ella misma se imponía eran "por ser de este parecer, ignorante credulidad y juicio de algunos confesores", según recuerda un contemporáneo. La conducta estereotipada de Santa Rosa de Lima se hace más evidente aún cuando se repara en que, por orden de sus confesores, anotó las diversas mercedes que había recibido del Cielo, componiendo así el panel titulado Escala espiritual. No se conoce mucho acerca de las lecturas de Santa Rosa, aunque es sabido que encontró inspiración en las obras teológicas de Fray Luis de Granada.

Últimos años
Hacia 1615, y con la ayuda de su hermano favorito, Hernando Flores de Herrera, construyó una pequeña celda o ermita en el jardín de la casa de sus padres. Allí, en un espacio de poco más de dos metros cuadrados (que todavía hoy es posible apreciar), Santa Rosa de Lima se recogía con fruición a orar y a hacer penitencia, practicando un severísimo ascetismo, con corona de espinas bajo el velo, cabellos clavados a la pared para no quedarse dormida, hiel como bebida, ayunos rigurosos y disciplinas constantes.
Sus biógrafos cuentan que sus experiencias místicas y estados de éxtasis eran muy frecuentes. Según parece, semanalmente experimentaba un éxtasis parecido al de Santa Catalina de Ricci, su coetánea y hermana de hábito; se dice que cada jueves por la mañana se encerraba en su oratorio y no volvía en sí hasta el sábado por la mañana. Se le atribuyeron asimismo varios dones, como el de la profecía (según la tradición, profetizó su muerte un año antes); la leyenda sostiene que incluso salvó a la capital peruana de una incursión de los piratas.
Santa Rosa de Lima sufrió en ese tiempo la incomprensión de familiares y amigos y padeció etapas de hondo vacío, pero todo ello fructificó en una intensa experiencia espiritual, llena de éxtasis y prodigios, como la comunicación con plantas y animales, sin perder jamás la alegría de su espíritu (aficionado a componer canciones de amor con simbolismo místico) y la belleza de su rostro. Llegó así a alcanzar el grado más alto de la escala mística, el matrimonio espiritual: la tradición cuenta que, en la iglesia de Santo Domingo, vio a Jesús, y éste le pidió que fuera su esposa. El 26 de marzo de 1617 se celebró en la iglesia de Santo Domingo de Lima su místico desposorio con Cristo, siendo Fray Alonso Velásquez (uno de sus confesores) quien puso en sus dedos el anillo simbólico en señal de unión perpetua.
Con todo acierto, Rosa había predicho que su vida terminaría en la casa de su bienhechor y confidente Gonzalo de la Maza (contador del tribunal de la Santa Cruzada), en la que residió en estos últimos años. Pocos meses después de aquel místico desposorio, Santa Rosa de Lima cayó gravemente enferma y quedó afectada por una aguda hemiplejía. Doña María de Uzátegui, la madrileña esposa del contador, la admiraba; antes de morir, Santa Rosa solicitó que fuese ella quien la amortajase. En torno a su lecho de agonía se hallaba el matrimonio de la Maza-Uzátegui con sus dos hijas, doña Micaela y doña Andrea, y una de sus discípulas más próximas, Luisa Daza, a quien Santa Rosa de Lima pidió que entonase una canción con acompañamiento de vihuela. La virgen limeña entregó así su alma a Dios, el 24 de agosto de 1617, en las primeras horas de la madrugada; tenía sólo 31 años.
El mismo día de su muerte, por la tarde, se efectuó el traslado del cadáver de Santa Rosa al convento grande de los dominicos, llamado de Nuestra Señora del Rosario. Sus exequias fueron imponentes por su resonancia entre la población capitalina. Una abigarrada muchedumbre colmó las calzadas, balcones y azoteas en las nueve cuadras que separaban la calle del Capón (donde se encontraba la residencia de Gonzalo de la Maza) de dicho templo. Al día siguiente, 25 de agosto, hubo una misa de cuerpo presente oficiada por don Pedro de Valencia, obispo electo de La Paz, y luego se procedió sigilosamente a enterrar los restos de la santa en una sala del convento, sin toque de campanas ni ceremonia alguna, para evitar la aglomeración de fieles y curiosos.
El proceso que condujo a la beatificación y canonización de Rosa de Lima empezó casi de inmediato, con la información de testigos promovida en 1617-1618 por el arzobispo de Lima, Bartolomé Lobo Guerrero. Tras cinco décadas de procedimiento, el papa Clemente IX la beatificó en 1668, y un año después la declaró patrona de Lima y de Perú. Su sucesor, Clemente X, la canonizó en 1671; un año antes la había declarado además patrona principal de América, Filipinas y las Indias Orientales. La festividad de Santa Rosa de Lima se celebra el 30 de agosto en la mayor parte de los países, pese a que el Concilio Vaticano II la trasladó al 23 de agosto.

dimanche 1 juin 2014

Bolón de verde

Bolones de Queso
Se conoce como bolón de verde o bolón a un plato nacional y tradicional de la gastronomía de la República del Ecuador, que tiene como base plátano verde. Se lo considera un plato ideal para el desayuno, pero también se puede servir como entrada o acompañante. Consiste en una «bola» o «bolón» casi del tamaño de un puño hecha de una masa de plátano verde. Se pueden rellenar con queso o chicharrones.

En la costa no hay desayuno más rico que un delicioso bolón de verde acompañado por un huevo frito, aji, y una taza de cafecito. En otros países se preparan platos similares al bolon de verde, por ejemplo en Puerto Rico y Republica Dominicana tienen una variación llamada mofongo, puede estar relleno de verduras, pollo, carne o mariscos; en Perú, lo llaman tacacho y lo rellenan con carne.

Orígenes

Los primeros indicios del bolón de verde surgieron en Cuba, según historiadores internacionales. Allí es denominado como fufú de plátano, un plato hecho básicamente deplátano machacado y mezclado con chicharrones.
El investigador de folclore cubano Fernando Ortiz explicó que durante la dominación inglesa en Cuba, después de la toma de La Habana, entraron a ese país muchos esclavos negros llevados por los ingleses.
La comida que normalmente se daba a los esclavos era plátano hervido y machacado, y se cree que esta forma de comer el plátano venía de Ghana y Sierra Leona. Los negreros ingleses acostumbraban a decir “food, food” (“comida, comida”), cuando repartían las raciones a los negros y de ahí que los esclavos usaban la palabra “fufú” para designar dicha comida.
Aunque no hay datos que certifiquen que el bolón de verde ecuatoriano recibió una influencia directa de Cuba, su preparación es similar a la del fufú de plátano que se consume en la isla, con la diferencia de que se mezcla con queso y los verdes son fritos.
En la selva del Perú el nombre es tacacho, y se prepara también con cecina (carne seca de monte) o pollo.

Receta :


Ingredientes:

4 plátanos verdes
Mantequilla
Queso fresco
Agua
Sal
Ají

Preparacion :

El primer paso para elaborar el bolón de verde es cocer el plátano. Lo haremos después de pelarlos (¡cuidado que manchan!) y cortarlos, en un poquito de agua con sal.

Tras unos 35 minutos, una vez ya esté el plátano blandito, lo sazonamos con ají y sal al gusto. Después, todavía caliente, majamos (aplastamos) la fruta hasta convertirla en una pasta. Para dotarla de una textura más suave es conveniente añadir una o dos cucharadas de mantequilla.
Entonces será el momento de dar forma a nuestros bolones, que como su nombre indica tendrán aspecto de pequeñas pelotas. Con la ayuda de cualquier utensilio de cocina realizaremos una abertura en la superficie de cada uno de los bolones para rellenar su interior con queso rallado. Este hueco después será cubierto de nuevo con la misma masa.
A continuación, pasaremos los bolones de verde por la sartén con aceite bien caliente. Así conseguiremos que las pequeñas bolitas de masa se doren ligeramente y se tornen un tanto crujientes. Pero si prefieres evitar los fritos, también se pueden hornear hasta que el queso se derrita.
Fuentes : 12

dimanche 24 novembre 2013

Bolitas de Kiwicha



Estas bolitas son un dulce a base de kiwicha insuflada y miel. 

Cuentan con componentes de alto valor nutricional que contribuyen a la buena alimentación.

Tuve la oporturnidad de probarlas y me gustaron mucho !

dimanche 19 mai 2013

El Pijuayo


Frutos de Pijuayo en el árbol
El árbol del pijuayo es una palmera. El nombre científico es Bactris gasipaes y hay mas de 200 especies. La fruta del pijuayo varia mucho en tamaño y color.

Otros Nombres

Pijuayo, pejibaye, chontaduro, cachipay, tembé, chonta, macana,periguao, gachipaes, pupunha, cachipae, "peachpalm, pewa 

Origen


Las especies con frutos grandes del taxón ocurren principalmente en el lado oriental de la Cordillera de los Andes, en los piedemontes y la hilea adyacente, mientras que las progenies con frutos pequeños ocurren en el extremo nor occidental de América del Sur y en el extremo sur occidental de la cuenca amazónica. Además de B. gasipaes, el único taxón que se extiende significativamente en la hilea amazónica es Bactris (Guilielma) microcarpa. Las variedades sin espinas son encontradas en la zona de Yurimaguas, Perú y se cree que son el resultado de un intensivo y largo proceso de selección efectuada por los nativos de la región, contra la presencia de espinas.

La existencia de diferentes progenies y razas similares a B. gasipaes,sugiere que el pijuayo puede haberse originado no solamente en un lugar, sino en varias localidades de la Amazonia occidental y de la región nor occidental de América del Sur situadas a lo largo de la Cordillera de los Andes, a través de diferentes hibridaciones. Se asume que la domesticación ocurrió independientemente en varias localidades, siendo los cultivares derivados de cada proceso, los que dieron lugar a la formación de razas hermanas. Esta hipótesis explicaría mejor el posible origen de la especie (en contraposición a la teoría de un centro de origen concreto en la región nor occidental de la cuenca amazónica), al tomar en cuenta las diferencias que se observan entre los grupos raciales de pijuayo existentes en estas regiones.

Descripción

Se caracteriza por presentar varios hijuelos o tallos a partir de una misma semilla. Las plantas son erectas y alcanzan hasta 20 m de altura, con un diámetro basal de 20 a 30 cm. El tronco de la palmera presenta anillos, cicatrices de las hojas o follaje previo. Del tronco del tallo salen perpendicularmente espinas negras o marrones y puntiagudas, con diferentes tamaños (largo, ancho y diámetro, densidades y formas). En la zona de Yurimaguas, Perú, se encuentran poblaciones de ecotipos que se caracterizan por ser inerimes. Los hijuelos, en número de uno a diez, salen de la base del tallo y tres a cuatro llegan a alcanzar madurez al mismo tiempo. Es muy raro observar plantas sin hijuelos.

El follaje está compuesto de una corona de 15 a 25 anillos, con las hojas insertadas a diferentes ángulos; las hojas tiernas sin expandir en el centro de la corona, forman el palmito, de importante valor económico. Las hojas miden entre 1,5 y 4,0 m en plantas adultas, con un ancho entre 30 y 50 cm. Todas las partes de las hojas están cubiertas con espinas más cortas y suaves que las encontradas en el tallo, excepto en los ecotipos encontrados en Yurimaguas que presentan pocas o ninguna espina.

La planta es monoica y forma de dos a ocho inflorescencias al año. Las panículas se originan debajo de la copa de hojas y consisten de un eje central y un gran número de ramificaciones laterales simples, cada una de ellas cubierta por numerosas flores masculinas pequeñas, de color crema a amarillo claro, y menor cantidad de flores femeninas. A la maduración los racimos pueden tener más de 100 frutos y pesan hasta 15 kg.

Un pericarpio muy delgado cubre el fruto y se adhiere al mesocarpio pulposo de color blanco, amarillo hasta naranja. La semilla es única, dura, color oscuro, cónica, con una almendra blanca que es similar en sabor y textura al coco verde.

                       Forma                         

La forma de los frutos varía entre ovoide y cónico.

Color

Los frutos son verdes cuando están inmaduros y varían desde amarillo claro a rojo cuando maduros.

                        Tamaño                      

A la maduración los racimos pueden tener más de 100 frutos y pesan hasta 15 kg.

Uso

Los indios americanos utilizaban todas las partes de la planta hasta la llegada de los españoles. De las hojas hacían el techo para sus viviendas, de los tallos hacían armas o lo empleaban en las viviendas, las flores eran utilizadas como ensaladas y el palmito y los frutos se empleaban como alimento.

En la actualidad el pijuayo sigue teniendo usos múltiples. La fruta se emplea en la alimentación humana y animal, puede ser consumida directamente después de cocida o utilizada en la fabricación de harina para uso en panadería. De la pulpa y la semilla se puede obtener aceite que tiene características tan buenas como el aceite de palmiste. Las yemas foliares se utilizan para la producción de palmito (probablemente el mayor mercado actual y potencial), y crema deshidratada. De los entrenudos suaves que están en la base de las yemas foliares se elaboran encurtidos. El tallo de las plantas adultas se utiliza para construcción (pisos y paredes de chonta por los nativos) y fabricación de parquet (de alto valor en el mercado internacional). Las hojas son empleadas localmente para techo de las viviendas o en los viveros.

Sin embargo, el único producto por el que el pijuayo se cultiva comercialmente es el palmito. A fines de 1994 habían cultivadas o en proceso de instalación 2,000 ha en Costa Rica, 500 ha en Brasil, 600 ha en Perú, 200 ha en Bolivia y 100 ha en Ecuador. La tendencia para su siembra en los próximos cinco años es de llegar a 4,000 ha en Brasil, 1,000 ha en Perú y 500 ha en Bolivia y Ecuador.