dimanche 26 février 2017

Gonzalo Guerrero, Padre del Mestizaje

Es, sin dudas, uno de los héroes más importantes en la historia nacional de España y, sin embargo, es un personaje relativamente poco conocido y sólo es recordado en la península del país. Incluso llegó a ser conocido por los españoles como “el renegado”, debido a que luchó junto al pueblo maya durante la conquista.
Guerrero llegó a América en una expedición marítima con destino a la población conocida como “La Española”, en Cuba. Días después de zarpar de Darién, en Panamá, la embarcación naufragó cerca de la Península de Yucatán y 18 de los 20 sobrevivientes del naufragio fueron asesinados por los cocomes.
Únicamente Gonzalo Guerrero y el fraile Jerónimo de Aguilar lograron escapar, pero al poco tiempo, fueron tomados prisioneros por H’Kin Cutz, cacique de Xamancaan. Mientras Jerónimo de Aguilar se mantuvo fiel a su cultura y religión, Guerrero se adaptó hasta integrarse a la cultura maya. Participó en enfrentamientos con los pueblos enemigos y se destacó entre ellos por su astucia y sus dotes militares.
Cuando vivía como esclavo, el moribundo jefe maya Taxmar lo reclamó, ya que tenía buena fama de ser un gran estratega militar, y les enseñó nuevas formaciones de ataque y defensa. Lo hizo ensayar cuadros de ataque y formaciones de defensa que permitían hacer relevar a los soldados, generando en la guerra contra los Cocomes una “falange macedonia”, dándole la victoria al ejército del jefe Taxmar.
Poco después, por su condición de esclavo, el jefe Na Cha Can lo regaló a su Nacom Balam ( jefe guerrero).
Un día Nacom Balam cruzó un río y fue atacado por un caimán y, en vez de aprovechar la oportunidad para escapar, Guerrero luchó contra el caimán y le dio muerte. Al ver esto, Nacom Balam le otorgó la libertad.
Una vez libre, Guerrero se dejó hacer los tatuajes y las perforaciones propias de su rango militar. Siempre llevó sus guerras hasta la victoria, alcanzó el grado de Nacom Balam y se casó con la princesa Zazil Ha. Con ella, procreó tres hijos, que son considerados los primeros mexicanos, es decir, fruto del mestizaje entre nativos y conquistadores.
A la llegada de Cortés, éste le envió cartas para rescatarlo. Dispuso entonces que los buscaran y que los rescataran para que se unieran a su expedición. Fue así como Jerónimo de Aguilar, oriundo de Ecija, se enteró de la llegada de Cortés y fue a otro pueblo en busca de Gonzalo Guerrero, para llevarle la grata nueva. Menuda sorpresa debió de llevarse Aguilar, pues ante la noticia de que naves españolas los esperaban en Cozumel, Guerrero respondió con estas palabras, que han quedado grabadas en la historia y que llegan a nosotros gracias a Bernal Díaz del Castillo, quien las relata en su Historia verdadera de la conquista de Nueva España:
“Hermano Aguilar, yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay guerras. Id vos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ¿Qué dirán de mí cuando me vean esos españoles ir, de esta manera? Y ya veis estos mis hijicos cuán bonicos son”.
La mujer de Gonzalo Guerrero, Zazil Ha, no se quedó atrás e increpó así a Jerónimo: “Mira con qué viene este esclavo a llamar a mi marido; íos vos y no curéis de más pláticas”. Aguilar tornó a hablar a Gonzalo, que mirase que era cristiano, que por una india no se perdiese el ánima, y si por mujer e hijos lo hacía, que los llevase consigo si no los quería dejar. Y por más que le dijo y amonestó, no quiso venir.
Finalmente Jerónimo llegó ante Cortés, quien en un principio no lo reconoció: su piel era morena por el fuerte sol peninsular, ya que trabajaba en las sementeras cultivando, y estaba ataviado como indígena, además de que tenía cortado el cabello como esclavo. Según Díaz del Castillo, hablaba mal el castellano, “mal mascado y peor pronunciado”, pues había pasado ocho años entre los mayas y había aprendido su idioma, en detrimento del castellano. Guardaba celosamente un libro de Horas, pues era diácono.
Incorporado a las huestes expedicionarias, Jerónimo de Aguilar desempeñó un relevante papel como traductor en la empresa conquistadora. ¿Cómo ocurrió esto? Resulta que al pasar Cortés por Tabasco, se le entregaron varias mujeres indígenas, entre ellas Malintzin, que fue bautizada con el nombre de Marina.
De ella dice Bernal Díaz que “era gran cacica e hija de grandes caciques y señora de vasallos”. La Malinche, pues de ella se trata, hablaba el náhuatl y el maya. Así que cuando meses más tarde las fuerzas españolas llegaron al altiplano, en donde predominaba el idioma náhuatl, Cortés hablaba en español a Jerónimo de Aguilar, éste a su vez se dirigía a la Malinche en maya y ella lo traducía al náhuatl.
 Una vez que Gonzálo Guerrero se negó a unirse a las huestes de Hernán Cortés, se dedicó a advertir a su nuevo pueblo de los hombres que acababan de llegar. Les contó sobre ellos y más adelante luchó contra las expediciones militares de Cortés, Grijalva y Córdoba, entrenando a sus hombres para que no se fiaran de un hombre blanco, ni temieran de las armas de fuego de los invasores ni de sus caballos.
En julio de 1531, el capitán Dávila partió con una fuerza hacia el sitio que hoy es Chetumal, donde suponían que vivía Guerrero y existían minas de oro. Sin embargo, encontró un lugar en abandono y, pese a que más adelante tomó a algunos mayas prisioneros, lo engañaron diciéndole que Gonzalo Guerrero había muerto de forma natural.
Dávila remitió informes a Montejo en Campeche sobre el supuesto fallecimiento. En realidad, Gonzalo Guerrero murió en 1536, cuando se enfrentaba a las tropas del capitán Lorenzo de Godoy para ayudar, con cincuenta canoas, a Çiçumba, gobernador de Ticamaya (Honduras), en el valle inferior del Río Ulúa.
Su agonía no fue muy prolongada: una flecha de ballesta se clavó justo en su ombligo y le atravesó hasta el costado. Luego, un disparo de arcabuz remató al que fuera arcabucero. Sus hombres le sacaron del campo de batalla y le escondieron detrás de unas palmeras.
Todos sabían que había llegado su hora, así que ninguno intentó extraerle la flecha por no aumentar su sufrimiento o acelerar su fin. Sólo pidió a sus más allegados que cuidaran de sus hijos y, al resto de sus hombres, más de un millar, que siguieran combatiendo. Pero el combate fue encarnizado. Tuvieron que replegarse y el cadáver de Guerrero quedó en campo enemigo. Algunos españoles afirmaron luego haberlo visto “tatuado y vestido como un indio, pero barbado como un cristiano”. Durante la noche, algunos de sus hombres rescataron su cuerpo y como postrero homenaje, lo lanzaron al río Ulúa, para que la corriente le llevara hasta el Océano de donde vino.
Hoy, Gonzalo Guerrero es considerado como el “padre del mestizaje”, y una estatua en su honor se levanta, paradójicamente, en el Paseo Montejo en Mérida.

samedi 25 février 2017

Tecuixpo Ixtlaxóchitl : La Ultima Princesa Azteca

La historia de esta princesa azteca, está plagada de trágicos acontecimientos a lo largo de su vida, tantos que llego a casarse en seis ocasiones, tres de ellas con extremeños, y entre casamiento y casamiento tuvo una relación con el conquistador Hernán Cortés. Isabel murió en 1550 siendo la última descendiente directa del linaje real Azteca.

Hija del Huey Tlahtoani (jefe supremo) Moctezuma II y de su esposa Tecalco, nace en la ciudad azteca de Tecnochtitlan en el año 1510 (aunque esta fecha ahora es muy discutida y se cree que nació muchos años antes sobre principios del 1.500), recibiendo el nombre de Tecuichpo o Tecuichpochtzin, que en náhuatl significaba, "pequeña flor de algodón" según unos traductores o “hija venerable señor” según otros.

Poco o nada se sabe de su infancia, pero seguramente estaría bajo el cuidado de alguna nodriza o de alguna medio hermana mayor, pues aunque solo tuvo un hermano de madre, la poligamia era una práctica habitual entre la élite azteca, a Moctezuma II se le atribuye entre esposas y concubinas unas 3.000.

Antes de la conquista española, Tecuichpo (Isabel) es casada por motivos dinásticos con Atlilxcatzin, hijo del gobernante Ahuizotl, que era a la vez era su primo y su tío materno, el casamiento entre familiares era muy común para mantener la pureza de la sangre. Este sería el primer matrimonio y si tomamos como referencia de su nacimiento el año 1.510, este primer matrimonio lo contrajo con 9 años, de ahí la discrepancia, aunque en Europa, en la época medieval la edad mínima de matrimonio era de 12 años. Este primer matrimonio duraría poco, pues a los pocos meses moría Atlilxcatzin.

Tras la muerte de Moctezuma II en la llamada “noche triste”, donde los españoles deben huir de Tecnochtitlan. Cuitláhuac es elegido su sucesor, y para legitimar su reinado se casa con Tecuichpo (Isabel) que era sobrina suya. La unión como la anterior no llego a consumarse pues a los tres meses fallece el emperador, y sube al trono Cuauthémoc primo de Tecuichpo (Isabel) y nuevamente debe casarse por los mismos motivos de sucesión. Motivos que hacen que Cuauthémoc presuntamente mande matar al hermano de Isabel, deshaciéndose del legítimo heredero al trono azteca.

Durante el segundo intento de conquista de la ciudad por Cortes y sus aliados en 1.521, Cuauthémoc y su esposa tratan de huir con su séquito de la ciudad pero son sorprendidos y apresados en la aguas del lago Texcoco.

Tras la toma del imperio por los españoles, asentada la colonia, el matrimonio es separado y Tecuichpo, junto a dos de sus media hermanas pasan al amparo de los misioneros franciscanos donde son acogidas y bautizadas en la fe católica, Tecuichpo bajo el nombre de doña Isabel de Moctezuma y sus hermanas con los nombres de doña María y doña Leonor.


En 1524 Cuauthémoc es acusado de liderar una conspiración y es asesinado a manos de los españoles, quedando Tecuichpo nuevamente viuda a la todavía temprana edad de 15 años. En estas fechas la ya bautizada Isabel pasa bajo la tutela de Hernán Cortés, que había prometido a su padre Moctezuma, que a su muerte cuidaría de ella, su hija favorita y de sus dos hermanas.


En 1526, Cortés acuerda el primer matrimonio cristiano de doña Isabel con don Alonso de Grado, natural de Alcántara (Cáceres), hombre frívolo y bullicioso bajo el amparo de Hernán Cortés, concediéndole a Isabel por dote el señorío de Tacuba con los grandes riquezas que tal distinción acarreaba y a él, el cargo de visitador general.

De Isabel decían que era una moza muy hermosa y las crónicas la describen así: "Es su rostro algo parecido al de los castellanos e su piel con matiz de india; sus ojos grandes de mirar apenado, e negros; su nariz aguileña, la boca chica. Digiérase que tiene el corazón en los labios, pues tal es su forma y el amor que pone en todos sus dichos e palabras."

Este nuevo matrimonio también duraría poco, pues en el año 1527, en el mes de marzo muere don Alonso, quedando viuda por cuarta vez, más dicho matrimonio elevó el rango de prestigio de doña Isabel entré los españoles asentados.


Tuvo doña Isabel que volver a residir a la casa de Hernán Cortés, viudo también. Allí la sedujo o la engañó bajo palabras de matrimonio, no lo sabemos bien, pero fruto de aquellos encuentros, Isabel quedó encinta. Enterado Cortés del embarazo de su amante, se apresuró en concertar un nuevo matrimonio de Isabel, bien para evitar escándalos o por evitar una posible represalia del rey de España (creyendo que Cortés quería perpetuar el imperio azteca con su sangre). La elección de Cortés para el nuevo enlace fue Pedro Gallego de Andrade, mozo de espuelas de Cortés y natural de Burguillo del Cerro (Badajoz). Pedro Gallego había participado en las conquistas de Pánuco, Colima y Michoacan, recibiendo a cambio la encomienda del pueblo de Itzquintlapilco, corría el año 1528.

Tras casarse, nacía la primera hija de Isabel, que por vergüenza siempre despreció y nunca reconoció. La niña fue criada en la casa del licenciado Juan Altamirano, pariente lejano de Cortés y su hombre de confianza. Año después Cortés la reconocía y la legitimaba como hija suya mediante bula pontificia como doña Leonor Cortés de Moctezuma.

Trató Pedro Gallego a Isabel siempre como muy noble y leal caballero y en 1529 nacería fruto de esa unión Juan de Andrade Moctezuma. La vida de Isabel debió ser difícil por aquella época, pues tenía que adaptarse a su nuevo estatus de nobles indígenas, y siempre con el recelo de Cortés a que Isabel quisiera reclamar los derechos dinásticos, quizás por esos Cortés nunca le enseñó a leer, ni a escribir. Dedicada al cuidado de su hijo y a labores misionera, su casa siempre estaba llena de pobres indios, enfermos, mujeres y niños, a los cuales limosneaba e instruía en la fe cristiana.


Con la muerte repentina de Pedro Gallego en 1531, doña Isabel con 21 años, queda en una situación delicada, nuevamente viuda y con un niño de apenas tres años, en dificultades económicas, siendo india, mujer y analfabeta, decide esta vez elegir ella el marido. Y para ello sus pretensiones recaen en un hombre lo suficientemente cualificado para defender sus derechos y proteger sus intereses frente a las autoridades coloniales españolas, ese hombre es Juan Cano de Saavedra, un hidalgo nacido en Cáceres y que no era amigo de Cortés.

Juan Cano de Saavedra, era hijo de Pedro Cano, alcalde de la villa de Cáceres. Juan pasó a las Américas a la edad de 17 años con frey Nicolás de Ovando, participó en la expedición contra Hernán Cortés de Pánfilo de Narváez, aunque esos enfrentamientos con Cortés no le impidieron servir bajo su mando en el sitio a Tenochtitlan o en la conquista de Oxaca y Michoacán, recibiendo por tales méritos la encomienda del pueblo de Macuilxochilco.



El mismo año de 1531, tras unos meses de luto de Isabel, se casan por interés mutuo, el con 30 años gana posición al casarse con la última heredera de la realeza azteca, y ella con 21 años a través de la posición de su nuevo marido puede reclamar el patrimonio de su padre Moctezuma: tierras, asentamientos y objetos de valor. A lo largo de 20 años Juan Cano y su esposa participaron en tres pleitos de reivindicaciones territoriales de los cuales ganaron dos.


Palacio de Toledo-Moctezuma, Cáceres
Aun así, Isabel siguió reclamando a la corona española hasta su muerte, la enorme deuda que tenían con su padre Moctezuma II, su herencia, pues Moctezuma había aceptado voluntariamente la soberanía del rey español, y no había razones para privar a su hija, cristiana y leal de sus posesiones ancestrales. Isabel murió en el año 1.550 sin poder ver el final de sus demandas que fueron confirmadas, solo formalmente, por la Real Audiencia de la ciudad de México ella y a sus hijos en el año 1.556.

Muerta Isabel, Juan Cano de Saavedra, regresa definitivamente a España, a su villa natal de Cáceres, donde con sus riquezas edifica el enorme Palacio conocido como el Palacio de Toledo-Moctezuma, en la actualidad sede del archivo histórico provincial. Juan Cano de Saavedra murió en Sevilla  el 11 de septiembre de 1.572.


En su matrimonio tuvieron cinco hijos, Pedro Cano de Moctezuma, Gonzalo Cano de Moctezuma, Isabel de Moctezuma, Catalina de Moctezuma, (ambas tomaron los hábitos  en el convento de de la Concepción de México) y Juan Cano de Moctezuma. Solo este último regresó a España junto a su padre, a la villa de Cáceres, y desde allí obtuvo el reconocimiento definitivo por parte de la corona española como el heredero legal de Moctezuma y de su enorme herencia. 

Juan Cano de Moctezuma, casó en 1.559, en Cáceres con doña Elvira de Toledo y Ovando, perteneciente a una de las familias de más relevancia aristocracia, dando origen a uno de los linajes de más renombre, con títulos como los Condes de la Enjarada, duques de Abrantes y Linares, o marqueses de Valdefuentes entre otros.


Quizás hoy en día, por las calles de Cáceres aún paseen descendiente del linaje real azteca.



dimanche 19 février 2017

La Montaña de Siete Colores

Guardián de la región del Cusco, Ausangate es la quinta montaña más alta de Perú con sus 6,384 metros de altura. Durante siglos ha recibido muchos nombres, siendo los más conocidos ‘El Techo de la Capital Inca’ y ‘Vinicunca’, que significa ‘Cerro de Colores’.
Ubicada en el distrito de Pitumarca (en la provincia de Canchis –región de Cusco-, en el sur del país), Ausangate es considerada la montaña más importante de la cosmovisión andina. Y aunque es también una de las más hermosas es de las menos conocidas en el extranjero, siempre opacada por aquella impresionante ‘Maravilla del Mundo’ llamada Machu Picchu.
Enigmática e hipnótica, se encuentra actualmente habitada por alpacas y comunidades de llamas. Numerosas comunidades de agricultores locales habitan en las zonas bajas de esta montaña que forma parte de las Willkanuta, lo que les permite cuidar de los glaciares colgantes, los valles de glaciares erosionados y las formaciones pérmicas de brillantes colores que la distinguen entre las demás.
La diversidad y belleza de nuestra Madre Tierra siempre se refleja en América Latina y su increíble variedad de colores, y Ausangate no es la excepción, por algo se la llama también ‘La Montaña de los Siete Colores’.
La rica tradición oral de la que goza Cusco permite recoger esta pequeña leyenda que se ha transmitido de generación en generación y que cuenta la clásica historia inca de los hermanos que toman caminos distantes:
“Dicen que Salcantay y Ausangate eran hermanos, que vivían en Cusco y, después de una sequía, se aventuraron en tierras extrañas para salvar a su pueblo. Salcantay se fue al norte y encontró la selva y el amor prohibido de Verónica y muchos problemas; Ausangate se fue al sur, al altiplano y encontró gran producción y desde el altiplano mandaba papas, carne de camélidos y maíz. Solo así se pudo salvar el pueblo del Cusco”.
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