Desde
el año de 1997, Huamachuco pone de manifiesto a todo su pueblo,
visitantes y turistas la espectacular escenificación del "WAMAN
RAYMI" o Fiesta del Halcón, a un costado de las Ruinas de
Wiracochapampa o "Pampa de los Dioses"; convocando a más
de diez mil personas que podrán conocer la historia de los Wamachukos,
una de las más grandes culturas preincas que gobernó esta
parte de los andes de América del Sur.
Se realiza en cuatro actos con la participación
de 160 actores:
El Primer Acto es el más impactante. Los estruendos, inmensas lenguas de fuego y el humo de las bombardas, cohetes y fuegos artificiales, rememoran la creación del mundo por el dios Ataguju, principal deidad de la mitología huamachuquina. ahí moran los primeros pobladores, quienes son invadidos por la salvaje tribu de los wachemines que provoca el caos y el desorden.
Frente a este desconcierto, Ataguju busca liberar a
su pueblo (Segundo Acto). Se enamora de la bella Kautaguán, con
quien engendra dos huevos, de uno de ellos nace Piquerao, quien debido
a su débil fortaleza muere tras su alumbramiento. Del
otro huevo nace Catequil, con una fortaleza mejor dotada, quien provisto
de dos poderosas hondas que le entrega su madre, derrota y hace huir
a los wachemines. Luego implora a Ataguju para que le envié nuevos
hombres a habitar y labrar estas tierras.
Concluido este acontecimiento, surge el Señorío
de los Wamachukos (tercer acto) conformado por cuatro huarangas: Llampa,
Huacapongo, Andamarca y Lluchu; quienes desarrollan actividades en cerámica,
tejido, agricultura, ganadería, la chicha de jora, entre otras.
Debido a su orden y poder logran su expansión ideológica
y comercial, gracias a la sabiduría de su gobernante el curaca
Tauricuxi; teniendo en el Cerro Amaru a su protector, donde rinde culto
al agua y la fertilidad. También llegan a dejar sus ofrendas
los pueblos de Cajamarca, Recuay (Ancash), Ecuador y los Wari.
La tranquilidad de este pueblo se ve afectada por las
premoniciones de Xulcamango, el hechicero de los Wamachukos, quien a
través de las hojas de coca advierte del peligro que se avecina
desde el sur, un poderoso ejército del Cusco procedente sometía
a los pueblos vecinos.
En el cuarto acta se gráfica el sometimiento
de los Wuamachukos por la vía pacífica al imperio de los
Incas. El curaca Tauricuxi acepta como dioses al Sol y la Luna y recibe
ofrendas del enviado del Cusco Túpac Inca Yupanqui. Frente a
esta sabia decisión el curaca recibe la denominación de
"Gran Wamachuko", quien gobernará a su pueblo bajo
los preceptos del imperio incaico.
El Gran Wamachuko despide con honores a la expedición,
que continúa su expansión territorial hacia el norte.
Posteriormente, el curaca procede a coronar a la "Aclla"
o Princesa que representa a la mujer huamachuqina, es el momento en
que se juntan, la leyenda el mito y la historia.
El curaca se aleja y cede el cetro a la Aclla, quien
invita al pueblo a disfrutar de los actos celebratorios con ocasión
de la Festividad en Honor a la Santísima Virgen María
de la Alta Gracia.
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