vendredi 7 septembre 2012

La Cultura Paracas


Trepanacion Craneana, Museo Regional de Ica
La cultura Paracas fue una importante civilización precolombina del Antiguo Perú, del periodo denominado Primer Horizonte, que se desarrolló en la península de Paracas, Provincia de Pisco, Región Ica, entre 700 años a. C. hasta 200 años d. C.. Es contemporánea en parte con la cultura Chavín que se desarrolló en el norte del Perú. La mayoría de información sobre los Paracas proviene de las excavaciones arqueológicas emprendidas en Paracas-Cavernas y en Paracas-Necrópolis por el arqueólogo peruano Julio C. Tello y su discípulo Toribio Mejía Xesspe en los años 1920.

Los paracas practicaban una textilería de alta calidad, en lana y algodón, además de una cerámica decorada. También practicaban las deformaciones craneanas con un propósito estético y ritual, y eran buenos cirujanos que realizaban trepanaciones craneanas.

La civilización Paracas es la antecesora de la Cultura Nazca con la que tiene una evidente afinidad cultural; de hecho, para muchos especialistas, la fase final de Paracas, llamada por Tello «Paracas-Necrópolis», es en realidad la fase inicial de la cultura nazquense.

Fardo Funerario Paracas
Descubrimiento 

La cultura Paracas fue descubierta por el arqueólogo peruano Julio C. Tello en julio de 1925, en compañía de su amigo y colega Samuel K. Lothrop, y en agosto del mismo año instaló un campamento arqueológico con su discípulo Toribio Mejía Xesspe en la península de Paracas.

Tello halló el cementerio de esta civilización en Cerro Colorado, al sur de Pisco. En ese cementerio excavó en total 39 tumbas en forma de pozo, que él denominó “cavernas”, las cuales contenían fardos funerarios envueltos en finos mantos y rodeados de ceramios, instrumentos de caza, pieles de animales y alimentos. Datan de los años 500 a. C..

En 1927, Tello, junto con Mejía Xesspe, descubrió otro tipo de cementerio de los paracas, que denominó Paracas-Necrópolis, donde halló espléndidos tejidos textiles o Mantos Paracas, conservados hoy en el MNAAHP. En total se hallaron 429 cadáveres momificados.

Además de esos dos cementerios, ya tradicionales de la cultura Paracas, Tello identificó en la península de Paracas un tercer cementerio, al que denominó Arena Blanca o Cabeza Larga, este último nombre debido a la presencia de cráneos deformados, de forma alargada. Allí, además de tumbas saqueadas, halló restos de viviendas subterráneas.

Tello sostuvo también que la cosmovisión de la cultura Paracas sobre la naturaleza se basó en creencias mitológicas, que eran normas de ordenamiento social. En los llamados Mantos Calendarios se puede ver cómo estaban definidos los ciclos biológicos de la flora y fauna, así como los oficios y costumbres de esta sociedad.

Division 

Tello estudió la forma de enterrar a sus muertos que tenían los Paracas y descubrió que esta cultura pasó por dos épocas bien definidas. Llamó a la primera «Paracas Cavernas»; porque enterraban a sus muertos dentro de tumbas excavadas de manera vertical en el suelo, que se ensancha antes de alcanzar piso, lo que le da una forma de copa invertida. Llamó a la segunda «Paracas Necrópolis»; porque enterraban a los muertos en cementerios rectangulares más sofisticados, que simulan ser “ciudades de muertos” o necrópolis.

Paracas Cavernas (700 a. C. - 200 a. C.)

 Es el periodo más antiguo y esta vinculado a la influencia Chavin, especialmente en la cerámica. Su principal centro pudo estar ubicado en la peña de Tahajuana, a orillas del río Ica. Según los hallazgos realizados en Cerro Colorado por el arqueólogo Julio C. Tello, las tumbas Paracas de este periodo fueron cavadas subterráneamente con una forma de copa de champán invertida o botella de cuello alto en una profundidad de más de 6 metros en donde colocaban a sus momias enfardeladas. Estas se encuentran en perfecto estado de conservación, gracias a las condiciones climáticas del desierto. Algunos de los cadáveres muestran prácticas de trepanaciones y deformaciones craneanas.

Los restos arqueológicos encontrados en Cerro Colorado incluyen momias masculinas y femeninas de diferentes edades. Los cuerpos están colocados en posición fetal y envueltos con textiles ordinarios y complejos, de colores brillantes y decorados con figuras de animales, peces, serpientes y formas geométricas.
Momia Paracas

Paracas Necrópolis (200 a. C. - 200 d. C.)

En este periodo el principal asentamiento de desarrollo estuvo entre el río Pisco, la quebrada de Topara (centro principal) y la península de Paracas. Guarda estrecha relación con la cultura Nazca, a tal punto que actualmente la tendencia es considerarla como la fase temprana de dicha cultura.

El periodo de Paracas Necrópolis recibió su nombre por el hecho de que sus cementerios son de forma rectangular y dividido en compartimientos, que le dan un aspecto de «ciudad de los muertos» (necrópolis). Estos se construyeron sobre los restos de antiguos asentamientos.
Las necrópolis consisten en una multitud de grandes cámaras subterráneas de entierro, con una capacidad muy amplia. Se cree que cada cámara grande sería propiedad de una específica familia o clan, que enterraba a sus antepasados a lo largo de muchas generaciones. Cada momia fue atada con cable para que permaneciera en su lugar, y envuelta luego en muchas capas de textiles finos.

Las momias adultas se encuentran en posición fetal. Eran enterrados con sus mejores prendas de vestir, adornos, objetos ceremoniales, alimentos como maíz, yuca, maní, etc. Se distingue la clase social de cada momia dependiendo de sus adornos y la calidad de los textiles.

Paracas Necrópolis es famosa más que nada por sus esplendorosos tejidos que envolvían a sus momias, los célebres Mantos Paracas.

Yacimientos Paracas 
  • Chincha: Bodegas, Lurín, Chincha.
  • Pisco: Cerro Colorado, Disco Verde, Cabeza Larga, Chongos, Tambo Colorado.
  • Ica: Teojate, Huamaní, Ocucaje, Callango, Chiquerillos, Ullujalla, Tomaluz.
  • Palpa: Mollanque, Chuquitara.
  • Nasca: Soisongo, Atarco, Trancas, Cahuachi.
Iconografia

En la iconografía de Paracas-Cavernas predomina la figura del “felino emplumado”, sin atributos humanos, dotados a veces de enormes colmillos y alas.

En la de Paracas-Necrópolis aparecen variados personajes que combinan rasgos antropomorfos y zoomorfos, evocando escenas mitológicas. Se dan también simplificaciones geométricas de estos personajes y de la simbología a los que están asociados.

Fardos Funerarios

Los entierros de los Paracas seguían sin duda un ceremonial riguroso y prolongado. El cadáver era momificado mediante una técnica muy elaborada cuyos detalles permanecen desconocidos; pero la mayor de las veces se recurría a la momificación natural, librada al medio ambiente. La momia, envuelta en su sudario y en posición fetal, era colocada en un cesto de mimbre conjuntamente con una serie de objetos, lo que nos indica el concepto que los Paracas tenían sobre la vida ultraterrena. Se han hallado prendas de vestir, hondas, tejidos, así como vasijas con granos de maní, mazorcas de maíz, etc. El conjunto era envuelto cuidadosamente por un número no siempre igual de mantos o tejidos de diferente calidad; el paquete así formado se llama fardo funerario. El manto que se halla más cerca cuerpo de la momia suele ser el más fino, bordado con figuras que representan simbólicamente el mundo de la mitología paracas. Los mantos restantes son de menor calidad. Algunos fardos funerarios están envueltos hasta por diez u once mantos, y pertenecen sin duda a los miembros de las clases dominantes.

Mantos

Los finísimos y bellos mantos descubiertos en Paracas suscitaron la admiración universal. Están hechos a base de algodón y de lana de alpaca traída desde el altiplano. A modo de complemento se usaban pelos humanos y fibras vegetales. Algunas de las telas contienen trescientos hilos por pulgada cuadrada. Sobre ellas se estamparon y bordaron con gran colorido figuras míticas y otros motivos cargados de simbolismo y con un gusto extraordinario. Sin exageración alguna, puede afirmarse que el arte textil Paracas alcanzó alturas no igualadas por ninguna otra cultura del mundo.

La variedad, vivacidad e intensidad de los colores de los mantos aún se mantienen en su vigor, pese al tiempo transcurrido; todo lo cual hace suponer que los hombres de Paracas conocieron el secreto de la perpetuidad de los tintes. Los hilos eran teñidos hasta con siete colores; adicionalmente se disponía del color blanco del algodón, así como el pardo oscuro. Los matices del rojo provienen de la cochinilla, los azules del índigo; un tono rojizo amarillento se origina de diversas especies de relbunium


Ceramica Paracas Necropolis

Cerámica

La cerámica está representada por cántaros, platos y huacos de picos verticales unidos por gollete puente. En cuanto a la decoración, se distinguen dos estilos:
  • En el período Cavernas, los dibujos muestran proximidad al arte simbólico de Chavín, en especial la representación del felino. Están pintados en negro, rojo, verde y amarillo después del cocido del ceramio.
  • En el período Necrópolis, está muy relacionada con la cultura Nazca. El artista muestra mayor libertad de creación y representa frutos y animales. Por lo general es monócroma, es decir de un solo color: o blanco crema o marrón rojizo. El pintado se realiza antes del cocido, lo que significa un avance tecnológico.
También produjeron estatuillas antropomorfas similares a los cuchimilcos de la cultura Chancay.

Trepanaciones Craneanas

Existe constancia de que los paracas practicaron operaciones quirúrgicas, especialmente las llamadas trepanaciones craneanas. Para esta práctica el cirujano paracas usaba fresas de obsidiana, tumis o cuchillos con filo en forma de medialuna (hechos de una mezcla de oro y plata), bisturís y pinzas. También usaban algodón, gasas y vendas. Se perforaba el cráneo con la fresa de obsidiana y se raspaba o excavaba el hueso dañado con el tumi, haciendo un movimiento circular que daba forma circular a la abertura. Realizado el tratamiento respectivo, se obturaba la abertura con planchas de oro o de mate (calabaza).

Se ha discutido mucho las razones que impulsaron a la realización de esta práctica; se cree que fueron hechas con la intención de curar fracturas por hundimiento de las paredes óseas, para el alivio de las cefaleas y el tratamiento de las enfermedades mentales mediante procedimientos mágicos (posiblemente se creía que al abrir el cráneo salían los espíritus causantes del mal).

Muchos cráneos con señales de trepanación indican que las personas sobrevivían a esa práctica, esto por la presencia de callos óseos en la zona operada, los mismos que solo se forman al pasar los años en una persona viva.

Deformaciones Craneanas

La deformación craneana fue ampliamente practicada en el período Paracas-Necrópolis. Dos fueron los tipos preferidos: de cabezas alargadas y de cráneos redondeados.
La deformación craneana debía iniciarse en el individuo en su temprana edad. Para lograrla se usaban vendas y hasta tablillas que eran sujetadas al cráneo con cuerdas; con los años la presión hacía que la cabeza se deformara de manera artificial.

Esta práctica es muy antigua y se ha dado también en otras culturas del mundo. Esta universalización se atribuye a que posiblemente tuviera su origen en el remoto paleolítico, anterior al poblamiento de América. Teóricamente, debió ser motivada por el deseo de unos individuos de diferenciarse de otros de su mismo grupo racial, por razones de jerarquía.

Fuente :Wikipedia y PeruTopTours

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire