lundi 2 janvier 2012

Totora

Hoy, al igual que hace siglos, la totora permitió la construcción de los conocidos "caballitos de totora" destinados
al desarrollo de una actividad pesquera artesanal, gracias a la cual los pobladores de la costa y sierra del Perú se
siguen abasteciendo con peces para su alimentación y sustento económico.
Los habitantes del reino Chimú ( aprox 1,200 d.C.) construyeron en la costa norte del Perú, frente al mar, la ciudad de barro más grande del mundo, llamada Chan Chan. Allí desarrollaron un complejo sistema de huachaques
o pozas destinadas a la siembra de totora.
La totora es una planta útil, sembrada desde hace
siglos en los huachaques, y hasta el día de hoy se usa
para la construcción de embarcaciones para la pesca,
balsas 
para el transporte, viviendas, puentes colgantes, petates, canastas, sombreros y forraje para el ganado.

La totora demanda un proceso racional de siembra
y cosecha, que cada vez es menos practicado.
En la caleta de Huanchaco los pescadores artesanales rescatan la tradición milenaria de los caballitos de totora.
La totora se siembra en espacios cada vez más reducidos debido a la urbanización descontrolada. La decidida
acción de los pescadores artesanales en el Balsar de Huanchacho permite la conservación y uso de este recurso.
La escasez de totora origina que para la fabricación
de los caballitos se esté empleando material dañino para
el ambiente marino como es el tecnopor, atentando
así contra esta milenaria tradición.
A más de 3,800 msnm en la ecorregión de la Puna, el lago navegable más alto del mundo, el Titicaca, es hogar de la
etnia de los Uros, quienes han aprovechado la totora para construir las islas flotantes donde viven desde hace siglos.
En otras zonas del país, los puentes colgantes de totora permiten articular el territorio, atravesando profundos cañones. Cada cierto tiempo estos puentes son vueltos a
tejer por las comunidades locales que los tienen a su cargo.
Los Moche (100 a 700 d.C.) utilizaron los caballitos de
totora desde hace siglos, tanto para sus actividades de
pesca como para la extracción del guano de las islas. Aquí
se aprecia un pescador en su caballito, en plena faena.
Es deseable que los caballitos de totora sigan siendo parte de la tradición milenaria del Perú y que se inicien programas para la recuperación de la totora en todo el país, en vista de los múltiples beneficios que representa este recurso natural.
Dice la leyenda que Naymlap, creador de la dinastía Chimú, arribó a la costa peruana desde tierras muy lejanas, en compañía de su esposa Ceterni y un séquito de guerreros y servidores que llegaron en numerosas embarcaciones de totora. El desembarco de este personaje, convertido en Dios, se habría realizado en lo que hoy se conoce como la Caleta San José.

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